B U R R A D A S

Anoche, mientras acostaba a la peke, que es como llamo a mi suegra, impedida, ojo, que impedida no es que no se tire pedos, que se los tira que no veas, o mejor que no huelas, es que la pobre desde la operación de cadera, ya no puede caminar, como la cucaracha de la canción. Pues como iba diciendo, anoche, mientras acostaba a la peke, en la televisión estaban poniendo una de esas películas antiguas que le gustan a ella, no se que de un romance entre un torero y una cupletista; una peli en color, no me preguntes detalles,  porque no consumo ese tipo de cosas, no se como se llama, ni quienes son los actores y actrices, ni tan siquiera de que va la película, solo me quedé con una escena concreta en la que el narrador esta contando el chisme a otras personas sobre dicho romance diciéndoles que el torero iba todas las noches al teatro a ver a la cupletista cantar una canción.

Como era de esperar en las películas de esa época, las imágenes de la cupletista, vestida con la ropa adecuada y bailando sobre el escenario del teatro, no se hicieron de rogar; hasta ahí,  todo era normal,  peli antigua, trajes y looks de la época, música acorde, en fin, todo pegaba bien, excepto la canción, esta trataba de una chica que bailaba charlestón y que le decía a su madre que le comprara un negro para bailar, para bailar charlestón.

En mi cabeza, saltaron todas las alarmas, 《pero que burrada esta diciendo esa señora》-Pensé,  inmediatamente recordé la censura de esa época, que se basaba en no enseñar demasiada carne, o en no ofrecer contenido político susceptible de enseñar demasiado al publico en general sobre cualquier otro concepto ideológico que no fuera la dictadura. Sin embargo, podías vender y comprar negros como si fueras al mercado a comprar zanahorias y nabos para el cocido del domingo.

Aquello fue como un despertar, me hizo pensar en el tipo de censura, en como se aplica ahora la censura, ya no son unos tipos mal encarados y con unas tijeras para recortar todo aquello que les parezca impúdico o políticamente incorrecto; no, ahora nos imponen un sistema de autocensura en la que se publicita hasta la saciedad un modelo de sociedad donde decir unas cosas es bueno y decir otras es muy malo. Antes los malos eran el gobierno, te recortaban la información y marcaban las líneas rojas sobre vestimenta pública.  

Hoy, en cambio los malos somos nosotros, los que hablamos o actuamos de forma incorrecta,  no podemos contar chistes, chismes, anécdotas o cualquier tipo de experiencia aunque esta sea producto de nuestra imaginación artística que ofendan a ningún grupo de personas, sea cual sea el numero de estos.

Hay que ver que listo es el departamento de censura actual, que ahora debería llamarse el departamento de psicosociología psicopático de manipulación de masas.
Se pueden hacer chistes negros sobre Irene Villa y el atentado que sufrió, sobre las disfunciones eréctiles del personal masculino, sobre el gusto sexual de las personas, sobre casi cualquier cosa mientras esta sea en privado, como se te ocurra hacerla publica en periódicos o redes sociales, saltarán, como gatos de uñas afiladas, una legión de ofendidos que recriminaran cualquier palabra por añadida o por la falta de esta, que resulte reprobatoria.

La sociedad del cambio marcha a paso cambiado, no se ya si evolucionamos o involucionamos, si vamos hacia adelante a un futuro de progreso y bienestar o vamos hacia atrás, a un estado opresor y dictatorial que nos impone el como vestir y que hacer o decir. La maquina de propaganda en la que se han convertido los medios de comunicación son ya lo suficientemente capaces de hacernos, como sociedad, llorar, reír, mostrar nuestra cólera o nuestra compasión,  hacer que predomine nuestro gusto por la carne o por el contrario que odiemos a los carnívoros, convirtiéndonos en consumidores vegano adictos. 

Carecemos del menor sentido de amor propio, siempre como sociedad, ya que si hablamos con cualquier individuo, sobre su falta de amor propio, de orgullo personal,  de querencia hacia uno mismo, lo mas probable sea que te vayas de allí con la cara calentita, ya sea del guantazo o de las no precisamente cariñosas palabras que suelte por su boca.


Alberto Martínez
M20102021

Comentarios

  1. Se ouedr estar o no de acuerdo con tus palabras pero desde luego da gusto leerte
    Un fuerte abrazo amigo Alberto

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