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“CADA VEZ QUE ESTES DEL LADO DE LA MAYORÍA ES EL MOMENTO DE PARAR Y PENSAR”

Mark Twain. Samuel Langhorne Clemens, más conocido por su seudónimo Mark Twain, fue un escritor, orador y humorista estadounidense.

“Estoy subido en un tiovivo, en un carrusel sin fin, donde un día se parece a otro y a otro y a otro….”

  En el capítulo anterior veíamos que es el momento de asumir tus responsabilidades con las personas que te rodean, esposa, hijos, nietos, vecinos y el resto de la población se pueden beneficiar de tu recién adquirida responsabilidad.

Si hasta ahora, como decía Mark Twain, hacías lo que hacen la mayoría de personas que conoces, dices lo que la mayoría de personas dicen y piensas como piensan la mayoría, tienes un problema.

Si no ves el problema, entonces tienes dos, también eres corto de vista, el otro el de ir en un carrusel donde todos los días se parecen y nada cambia, es lo que podemos arreglar desde aquí, el de la vista deberías ir al oftalmólogo.

“QUE PUEDO HACER EL RESTO DE MI P… VIDA"

Te voy a poner un ejemplo, una parábola que se empleo en el año 450 antes de Cristo (¿creías que Jesucristo invento la parabola?)

Si encadenamos a varios niños recién nacidos a una pared, dentro de una profunda cueva de forma que solo puedan ver una blanca pared que tienen enfrente sobre la que se proyectan las sombras de las personas que pasan por el exterior de la cueva durante años hasta su vida adulta… ¿Qué pasaría? (Además de encerrarnos por secuestro y tortura) Pues que esas personas que no han visto otra cosa que las sombras, creen que esa es la realidad, no conocen otra cosa y nadie les dice nada, su verdad es todo su conocimiento.

La mayoría de vosotros ya habrá identificado el mito de la caverna de Platón, pero dejadme que les explique el final a los que no lo hayan entendido.

Un día, en la cueva, se produjo un pequeño terremoto y uno de los presos, quedó libre, y pudo al fin mirar hacia la entrada de la cueva, el sol cegaba sus ojos acostumbrados a la oscuridad, y multitud de personas pasaban por delante de la cueva, ataviadas con vestidos de magníficos colores, consigue salir de la cueva y queda más cegado por la luz brillante del sol, el verde de la hierba y las plantas, personas como el, pasean tranquilas, y el sol proyecta sus sombras en el suelo y en la blanca pared del fondo de la cueva.

Decide liberar a sus compañeros de esclavitud, decirles que fuera todo es hermoso, lleno de color y luz donde personas como ellos, pasean bajo una gran bola de luz cegadora.

Pero estos, acostumbrados a la oscuridad y a las sombras, le dicen loco, tarado, mentiroso, se enfadaron tanto, que si hubieran podido, le habrían asesinado.

LA VERDAD, NO PUEDE CONTARSE, SE TIENE QUE DEMOSTRAR, Y A VECES NI ASÍ TE CREEN.

Tenemos una resistencia natural a lo nuevo, lo novedoso nos asusta, nos da miedo salir de nuestra caverna particular, donde hemos estado todos estos años, seguros, alimentados y felices.

El ser humano, nace libre, como aprendimos en el capítulo anterior, nada más nacer, necesitamos de otras personas para procuraremos alimentos, seguridad y felicidad, tenemos desde que nacemos un enorme grado de dependencia que marca nuestras vidas para siempre, somos esclavos en la caverna, buscamos cadenas que nos amarren a otros para obtener la ansiada alimentación, seguridad y felicidad.

Bueno, por hoy, lo dejamos ya, tenemos mucho en que pensar. Mañana seguiremos con esta serie de catastróficas reflexiones.

Alberto Martínez

M03022021 Otra vez llegamos tarde al reparto de cerebros…